Viajes que realizó el pintor PALMERAL por el Vinalopó (Alicante) en el 2006. Moros y Cristianos del Vinalopó.
sábado, 20 de diciembre de 2008
HONDÓN DE LAS NIEVES
Por Ramón Fernández Palmeral
Antecedentes históricos
Hondón de las Nieves (Fondón de les Neus en valenciano, por La Ley de la Generalitat 4/1983) es un de los 141 municipios de la provincia de Alicante/Alacant. Su nombre se debe no a la nieve sino a la Virgen de las Nieves, su patrona. Posee una extensión total de 68,85 kilómetros cuadrados, con 1936 habitantes (censo de 2004) que se reparten entre los núcleos de población: Hondón de las Nieves, La Canalosa y El Rebalso. Situada en la Vinalopó Medio, en la CV-845. Se encuentra a 300 metros de altura sobre el nivel del mar y esplendido valle, a 37 km. de Alicante. Fiestas del 1 al 15 de agosto, bianual, el 5 de agosto de los años impares, Patronazgo y romería su patrona es la Virgen de las Nieves, (En 1418 se apareció milagrosamente). Es patrona también de Aspe, los años pares por el concordato de 1848 se la llevan a Aspe. Para remediar los años pares, el último domingo de agosto de celebra Mare de Deu de la Salud en Hondón de Las Nieves.
Su historia se remonta al Paleolítico Superior en Cueva del Rollo. Perteneció a la Gobernación de Orihuela. Luego pasó a depender de Aspe, al marquesado de Elche, se independiza a Aspe en 1838.
Es un término agrícola, famoso por la uva embolsada y el vino de sus bodegas con la denominación de origen Alicante. Actualmente, el valle es apetecido por las muchas urbanizaciones y construcción de chalet.
VIAJE A HONDÓN DE LAS NIEVES
Llegué a Hondón de las Nieves, procedente el otro Hondón, el de los Frailes, (día 11 de febrero 2006), sin duda el Hondón de las Nieves es una villa mayor. Desde la lejanía, se me presentó entre la niebla de aquel día un emporio gótico, misterioso, un San Michel francés, el sagrado embarazo de una iglesia monumental, gigantesca en medio de las desconsolada villa que la cerca y protege con las paredes de sus almas de mampostería. Sus cúpulas de teja vidriada azul marino, típica del Levante, no nos da la impresión de ser la iglesia de un pueblo del Vinalopó, sino que semeja, por su volumen de construcción el de una abadía gótica, inmensa, hasta que te acercas y ves que te engañan los ojos. La impresión que uno tiene al verla desde la parte sur, en la lejanía entre la niebla es como encontrar el tesoro de alguna puerta del paraíso celestial, secreta, perdida y que está aquí, oculto como un grial, y piensas y crees que aquí debe tener su episcopado algún obispo o cardenal.
Me acerqué a Hondón de las Nieves atraído por la religiosidad de aquellas altas paredes en un estado catecúmeno al ver los paños de piedras vistas, caterva de torres, vidrieras y la silenciosa altitud de su campanario, donde se ahorcan al yugo dos nobles bronces. Aparqué el coche en una calle aladeñada, paré atraído por una rampa amurallada de castillo más de que iglesia. Subí por la rampa, y conforme subía me daba cuenta de que la iglesia se hacía cada vez más pequeña, más normal, subí hasta culminar la altura y hallarme en una recogida plaza, semicircular con un pino vigilante jurado verde en su centro. Todo el misterio de esta fortaleza religiosa se me vino abajo cuando la vi ante mi cámara de fotos. También se levanta un horrible cubo tipo torre cuadrada, obra nueva, que tapa la vista de cúpula de la iglesia, esto rompe el entorno paisajistico, debe ser una cacicada de alquien que tiene poder en la Ayuntamiento porque es inaudito que se permita esta obra, como podemos ver en la foto que no miente:
Un grupo de niños salieron de la catequesis por la puerta de una sacristía, me di cuenta que la iglesia se había construido sobre un monte, un otero dominante totalmente edificado, y no es que me llevara un desengaño, es que las apariencias para un viajero que llega por primer vez es decepcionante y a la vez espiritual. No hay abadía, sólo una iglesia que antes fue ermita.
Desde la plaza, desde arriba del cielo, desde la balconada se aprecia todo la longitud de un gran pueblo estirado en un hermoso valle de lágrimas y trabajo, y desde la sierra, habitada me llegan imágenes de pinos carrascos y nacarados almendros como en una isla de paz y encanto, colorido de pureza, inocencia del color, donde habita una niebla de este penitente febrero, una niebla como mano que cuida con cariño la distancia que nos equivoca y nos deja estupefactos en el misterio del Medio Vinalopó.
El edifico exterior de la iglesia no es muy grande, pero como era sábado su puerta me daba el canto de sus postigos, estaba cerrada y no pude entrar dentro. La puerta principal se oculta protegida por soportales de dos arcos. La torre, como cuadrada aguja que al cielo se estira y pide explicaciones, nos engaña con sus silenciosas piedras y su campanario habitado con bronces sonidos. Se dedica a la advocación de San Pedro Apóstol, y se construyó, o se acabó en 1685 como ermita a la Virgen de las Nieves, sobre otra ermita, la de San Pedro, y en 1746, quedó como Parroquia.
La cruz de los caídos se erige en un jardín abandonado, al fondo, en el madero central todavía conserva el símbolo de la Falange con las flechas y el yugo de la sumisión de los pueblos al poder franquista. Bajé por la calle norte, me encontré en un balcón largo, y, a mi altura una bandera de España entendida a lo largo, y en el dintel de la casa señorial, de puerta cerrada, un azulejo de la Santa Faz. Bajé caminado hasta encontrarme una travesía dedicada a E. Martí Torregrosa, como no sabía quién era este tal Torregrosa, pregunté a un hombre de piernas arqueadas y edad avanzada, y me dijo, para mi sorpresa que no tenía ni idea con un encogerse de hombros. Cuando llegué a la plaza me encontré con un oasis de palmeras, verdes cañones de colorido mediterráneo, le llaman la Plaza de la Villa, peatonal, se encuentra embaldosada y en el centro el escudo de la villa con la fecha de 1989. Al fondo como una flecha en huida hacia el valle sale la calle Mayor, larga, recta, amplia, como de haber sido, ante, la antigua carretera.
En esta plaza se amarra el Ayuntamiento que presenta en su fachada un escudo de la villa, un reloj y un campanario enrejado. El alcalde es don Victoriano Sánchez Botella. La plaza es como un bulevar cin terrazas de bares y restaurantes, que le dan un aspecto cosmopolita. Yo entré en el bar Pub D-52. Al entrar olí el humo dulzón i genuino del tabaco de pipa. Esta alternativa de fumar o no fumar en los bares se la han tomado con que sí se puede fumar en todos. Es decir, que estamos igual que antes. Si jugaban cuatro hombres, había otros cuatro mirando a los contendientes.; las paredes cubiertas de engañosos espejos y buen ambiente de fumadores. Vi dos grupos de personas jugando, unos al dominó, otros a las cartas, esto como un salón social. Como era la hora del ángelus del mediodía, pedí un vino con frutos secos, 50 céntimos de euro, me costó; barato, muy barato. Tomé dos periódicos, de los gratis, cuando los miré me di cuenta con sorpresa que estaba escritos en la lengua de Shakespeare: el Round Town News, semanario que se edita en Benidorm y en Torrevieja, editado por Sheepskate S.L., para toda la costa, que contiene algunas noticias y anuncios por doquier hasta alcanzar la gratuidad. La otra revista era el The Outuot Magazine team, también en inglés, dedicado al día de San Valentín, un articulo Al Capone y una reportaje sobre Orihuela. La Verdad y el Información estaban sobre un televisor pero yo no había venido a leer el periódico
El inconfundible olor de tabaco de pipa provenía de un hombre fuerte tipo irlandés, con barba, grueso, que era además quien apuntaba la partida del dominó con un Bic azul. Me di cuenta que no jugaban a compañeros, porque apartaban fichas a la esquina cuadrada de la mesa.
-¿A qué juegan –pregunté a mi compañero de barra?
–Juegan a las Porras, cada cual va a las suya, sin compañeros.
–¿Y se juega mucho- pregunté para sacar conversación?
–Toda la mañana para cinco o seis euros. Yo soy de La Canalosa, allí como no hay partida, me vengo aquí y paso la mañana.
Tiene el bar grandes espejos, una máquina de dardos. La camarera es una mujer rubia, viste una rebeca rojo chillón, es madura, guapa, sacó un cigarro y se lo fumó mientras atendía a los clientes, llegué a contar a unas 22 personas sin incluirme yo. En la puerta, en la misma calle había una mesa con dos mujeres y un hombre, los tres eran extranjeros. Porque como aquí también hay mucho guiri, los niños que jugaban en el banco de mármol rojo frente al Ayuntamiento eran rubios como la yema del huevo.
Paseé por la plaza hasta la entrada de la calle Mayor, las palmeras en comitiva de arcos macizos parecían señores con armaduras de palma como arcada de altos soportales. Una larga avenida se veía al fondo, la ya citada calle Mayor. A la derecha está el mercado y un mercadillo alrededor, a un vendedor de la Once con la mano derecha ortopédica le compré un número de los que no tocan, el 83.173, serie 007, 2 €. El ciego no era ciego sino discapacitado la faltaba la mano derecha, que era sustituida por una mano ortopédica de plástico. Allí está la Unión Musical que cumple 125 años y a la que le han concedido la Medalla de Oro, y dirige don Emilio José Alpera Alted. En frente se levanta un chalet rodeado de una pinada, es una antigua casa señorial.
Tomé de nuevo el coche para dar un paseo por los alrededores, por la parte sur, por una carril que toma un barranco, una depresión del terreno, un hondón verde. Rodeado de viejos y florecidos almendros, retorcidas figuras de faunos vegetales, estatuas de sal en la niebla, esplendidas alas blancas y violetas, racimos de almas de nata envueltas en capas que en almendras se convertirán. Bajo una niebla fantasmagórica subí una pequeña cuesta hasta encontrarle una balsa artificial que se llama La Boquera, al pie de la sierra, de una sierra que huele a místicos bosques y a cabellos recién lavados de mujer. En este término municipal se encuentra también otra balsa artificial donde se pueden pescar truchas se llama Hondón Trucha, en el paraje Bayón nº 7. Otro embalse a artificial es el de don. Francisco Mira o Embalse de la Cuesta, uno de los más grandes embalses artificiales de Europa en capacidad.
Regresé otra vez a Hondón de las Nieves, para pasar por la calle Mayor, al final del toco, cuando se acaba la calle, aparece a la derecha una casa/cueva con rejas, auténtica casa troglodita que recuerda a las de Guadix. Luego te encuentras con los polígonos industriales, pero antes de llegar hay que salvar un ejército de curvas. Ya estoy en la carretera, veo la cantera, el puertecillo de bajada, el valle y Aspe. Antes de llegar a Aspe, paré para tomar una foto a un olivo milenario.
He de volver, me gustó este valle auténtico, este valle del Vinalopó, de la Virgen de la Nieve y de la Virgen de la Salud. Porque he forjado un mundo fantástico dando rienda suelta a mi imaginación, de un viajero, a veces inoportuno en el tiempo.
Personajes nacido en Hondón de la Nieves:
El escritor y periodista Francisco Bonmatí de Codecido, autor de novelas como Navajazo (1949), Oro y Barro (1952), y numeroso artículos como Monóvar y sus fiestas.
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