sábado, 20 de diciembre de 2008

ALGUEÑA Y RODRIGUILLO



Por Ramón Fernández Palmeral


Singladura


Salí de Alicante a las 10 de la mañana del sábado 25 de febrero de 2006 en automóvil por la autovía de Madrid, el día tenía su mejor azul incrustado en el cielo y el tráfico era el propio de los sábados sin camiones ni monstruos de 20 ruedas, tomé el desvió a Aspe y Elche, allí arriba en lo alto del puerto de Portichol,300 metros de altitud, pasé una vez más por la gasolinera y subí para Aspe entre los almedros en catástrofe de flores nevadas y rosas vírgenes. Ya en Aspe crucé un puente a la izquierda, me desvié dirección norte hacia La Romana, llegué al cruce de Los Batistes, donde hay un Stop, donde debemos pararnos por obligación y precepto, pasarnos en seco, a fuerza de frenos, ya que es un cruce peligrosísimo sin apenas visibilidad en ambos lados. Tomé a la izquierda hacia La Romana, los semáforos se me pusieron en rojo en la travesía de La Romana, frente a la gasolinera de Cepsa, y continué hacia el norte, hacia la Algueña, atravesando un desfiladero natural de piedras grises y caliza con laderas fósiles de formaciones con caras y rostros de un prehistórico pasado; la vegetación gozando de las duras horas de la rutina muestran su verdes vejiga, verde esmeralda, verde cinabrio y tierras tostadas. Culminado el dócil puerto, fustigado por roquedales, custodiado por los cerros vertiginosos, ya pasada la cruz de piedra que hay a la izquierda en recuerdo a unos caídos en octubre de 1936, ya, vemos, desde lejos las casillas de Algayat entre los gozosos almendros. Al fin del puerto, en la loma ya se ven, altas, espigadas y puntiagudas las dos torres gemelas de la iglesia de la Algueña, iglesia que es el eje central de este pueblo, reina de la piedra natural alicantina, reina de las canteras y de los mármoles que buscan clientes. A la derecha se ven descarnados montes, aladas canteras de la Sierra Coto, las más grandes que yo jamás haya visto. Pasé las curvas cerradas y obstusas de la Algueña, que piden a grito una circunvalación, pasé por el cruce de La Solana, y llegué a la pedanía de Rodriguillo para hacer el viaje al revés, como es mi costumbre, llegar primero al final de la singladura, para regresar tranquilamente a Alicante por Algueña.




EL RODRIGUILLO


El Rodriguillo es una pedanía de Pinoso o el El Pinós se sitúa en lo más plano del llano, terso y rojizo como la piel de un tambor, cerca de un humedal de carrizales secos, grises, pelusas de las gramíneas, donde habitan casas de color ocre y siena natural. Se entra al Rodriguillo tras sortear una rotonda, a la izquierda aparece una señal de invitación para Fortuna a la izquierda Pinoso. Rodriguillo está en frente parece más un pueblo manchego que de uno alicantino. Una vez que he dedido enntra, a la entrada, en frente de mis ojos, se abre boscoso un pequeño jardín de grandes y altos pinos casi rocosos, centenarios vigilantes, y debajo un cartel de situación que marca: Pinoso 4 kilómetros, donde se abre una plaza amplia, grande, descomunal como el patio de armas de un castillo, desmesurada para esta amplia villa, en frente, tosco y cuadrado el portón de un viejo caserón con tejado, un caserón con almacén y un primer piso cubierto por teja moruna; a la derecha se cuelga el buzón amarillo chillón de correos, y un perro se lame el prepucio. No vi ninguna persona en la calle, el viajero está solo, absolutamente solo en una villa de nadie, no veo a quién preguntar, son los llamados pueblos fantasmas del Vinalopó, la Coloma de Juan Rulfo un pueblo el Oeste americano, sin música de banjo. Y es que coches, tampoco se ven, porque apenas hay tráfico.

Busqué la iglesia, que son siempre los edificios religiosos que nos sitúan en el centro de las villas y de los pueblos, son el centro de la historia. Seguí a mi libre albedrío como dueño y señor de la villa, tomé calles sin bautizar, callejones descarnados, puertas cerradas y sin pintar, pueblos que no conocen la cal como alimento de sus paredes, como los pueblos andaluces. Sin darme cuenta, por poco me salgo de la villa, cuando, casi a la salida, junto a un remolque con cuba vieja de vino color verde, aparcado en la esquina, te indica que desde aquí ves y te sorprende la ermita más que iglesia, es de nueva construcción, moderna, se puede leer en el dintel la fecha 1691-1993, es decir, que la primera construcción se debe remontar a 1691, y la actual es una reconstrucción. Está cerrada. Su campanario es de herrería moderna.

Di varias vueltas buscando a un peatón charlatán, nada, no tuve suerte. Aparqué bajo un gran pino, me sorprendió ver que desde una de las ramas pendía una soga de esparto majado, con un nudo de ahorcados, desde luego que no sé lo que significaba, pero no es buena forma de recibir a un forastero perdido en medio del llano. Me dirigí dirección Pinoso. Pasé por la puerta del Salón Social, que se inauguró el 13 de agosto del 2000, siendo alcalde de Pinoso don Emilio Martínez Saéz. Y ya casi afuera de la villa, cerca del cruce hallé un pequeño grupo de casas, que le llaman el Tejar, color bermellón, barriada tranquila, paré inmediantemente porque vi un cartel que me invitaba: "Venta de vinos y de licores", mi perdición, lo confieso y me dije aquí voy a estacionar para comprar vino y a charlar con alguien, porque donde venden vino siempre hay charla y buen humor. Aparqué frente al número 79 de una calle sin nombre y de fachada bermellón sucio. Entré a un patio, por la doble puerta del castillo, un perro con pedigrí, de los pequeño en tamaño y dentadura, de los que uno puede dominar, me recibió con agrado, no ladró, y con los ojos grandes de princesa de cuento me dio los buenos días, y como un paje de cuatro patas me condujo a la entrada de la bodeguilla. A la derecha había tres pollos de perdiz en su jaulas, uno de ellos soltó una jácara no sé si de bienvenida o de aviso. Aquí vive, sin duda alguna, un cazador de reclamo, que por lo general son gente charlatana, sociable y de buen ojo.

Los pájaros de perdiz son siempre machos, porque las hembras están prohibidas usarlas. Los pájaros viven como maharajás, pero eso sí en una jaula desde que son perdigones, en un espacio donde apenas se pueden mover, excepto para comer y echar afuera una expulsada palomina. La cría del reclamo de perdiz es todo un arte dentro de la cinegética, requiere dedicación y cariño. En las jualas pasan unos o dos años de vida hasta que dejan de cantar por desengaños y pasan a mejor vida en la olla de algún vecino, porque, por lo general, al cazador no le gusta la carne de perdiz, sino por saturación o porque en realidad captuar la pieza no es en ningún caso, actualmente, el objetivo de este tipo la caza. La caza con reclamo es una caza muy extendida por el media España, sobre todo en la parte de Granada, Almería, Murcia y el Levante. El pájaro tiene dos cantes a prima y a última o tercia (horas). La caza en época de celo es sobre enero y febrero, según las zonas que se marcan previavente por la Consejería correspondiente.

La caza consiste en matar por engaño al usuario de un terreno, es decir, se sitúa el pájaro reclamo encima de un tocho de piedras, se oculta el cazador en el puesto o chambado y a esperar a que venga un macho silvestre a expulsar al intruso de la jaula, porque teme que se llevará a las hembras, aquí es donde entra el cazador, disparará a la perdiz silvestre que a venido a expulsar al intruso reclamo. Los buenos cazadores no disparan así porque sí. Lo importante es que el reclamo cante y atraiga a algún macho bravío, pueda y venza al macho usuario del terreno. Porque el instinto del pájaro del monte, como gallo de pelea, es mantener lejos de sus hembras a los intrusos. Debe haber un encuentro entre el reclamo y la perdiz del monte. Si no se mata bien a una perdiz, el reclamo de la jaula se puede desgraciar o desengañar. Ya que éste, debe creer que es él ha sido quien a silenciado al intruso y no el cazador con su disparo, a esto se llama “matárselo bien”. Un pollo de perdiz, puede valer mucho dinero, los hay que han valido hasta un millón de las antiguas pesetas. También hay una modalidad de caza sin muerte.



Entré en una pequeña y diminuta bodega, eso si muy limpia, tenía dos grupos de toneles de roble, empotrados en sus bragas, barriles de unas 16 arrobas cada uno. Había dos clientes delante de mí, así que me dediqué a husmear un poco por la licorería. Luego compré vino, tres litros que me vendió la dependienta, una chica rubia que se llama Virtudes.

-¿No sabía que aquí vendían vino?

-Sí hace poco que abrimos, pero esto, ya ve, esto se nos ha quedado pequeño.

Las gentes de estas zonas son bilingües, pero por su proximidad con la provincia murciana, ellos no tienen inconveniente en hablar español.

Las garrafas de plástico aparecen vacías en un mesas, son de diferente capacidades, elegí una de tres litros, que me la llenó de un tonel, delante de mí, pero antes me dio a probar en catavinos de cristal del tipo Montilla/Moriles. Cuando llenaba la garrafa se salió un poco de vino por el borde de la garrafa, por el despiste de la conversación, luego ella, inmediatamente, limpió el suelo.

-Aquí en Rodriguillo había una escuela, ¿no? –pregunté a Virtudes-, yo conozco a una maestra que se llama Virginia Pina, que fue maestra aquí, en el Rodriguillo

-¿Ahora en Rodriguillo no hay escuela, al menos desde que yo vivo aquí, desde hace 8 años, y no la recuerdo, a los niños del Rodriguillo se los llevaban ahora en autobús a Pinoso.

Contento con mi garrafa de vino por la que pagué 3,85 euros, el envase vale 0´50 centimos de euros, la guardé en el maletero, y tomé regreso a Algueña, por la misma carretera por la que había venido, pasando de nuevo por los humedales y un pequeño puerto de montaña y La Solana.



ALGUEÑA


Antecedentes:

Algueña, a secas, sin artículo calificativo, (La Alguenya en valenciano), es uno de los 141 municipios de Alicante/Alacant. Situado al Oeste de la provincia en la comarca: Medio Vinalopó. Entre Sierra del Coto, Sierra del Algayat, La Serreta y Peña Gorda. Su nombre procede del árabe al-gânija, que quiere decir “la rica, la opulenta”, de la base árabe gni “ser rico, enriquecer”. El gentilico es yechanos. Antiguamente por aquí transitaba la cañada Íbero-romana hacia Jumilla. Se eleva a 534 metros de altitud sobre el nivel del mar. Tiene una extensión de 18’4 km2. 1.452 habitantes (censo de 2004) se reparten entre las 2 localidades y núcleos de población del término municipal. Sus localidades y núcleos de población son: ALGUEÑA y LA SOLANA. Su capital se encuentra en Algueña. A 3’5 km del casco urbano se encuentra la pedanía de La Solana, en la que residen unos 600 vecinos. Se puede llegar desde Pinoso y desde Novelda, o pasando por La Romana.

Su historia se remonta a los árabes, el nombre ya aparece en manuscritos alcoyanos de 1361, "Campo de Alguenya". Lo mejor en consultar su historia página web de "La isla de Interior".

Lo que más destaca y llama la atención al viajero que llega a Algueña, es la gigantesca, descomunal cantera de piedra y mármol blanco situada a Sierra Reclot y Monte Coto, donde se sitúan múltiples canteras como una dentadura que se llena de caries. El campo se ha puesto blanco, los viejos olivos parecen almendros en flor por el polvo que echan los camiones. Llegué al centro del pueblo, a la plaza de Juan Carlos I, aparqué allí cerca de una papelería, y me dirigí a sacar fotos a la iglesia, dos altas torres altísima, popularmente le llaman «Las Torre Gemelas» llama la atención la fachada con su hornacina grande con una imagen de San José, (porque no es correcto decir escultura a un Santo) su puerta estaba abierta porque dentro había dos vigilantes de seguridad comprobando los equipos de seguridad. Nada más entrar me llamó la atención un tríptico con un San Juan Bautista en el centro, casi hiperrealista, de gran belleza, pintado creo por un tal Maximado, una obra que parece flamenca, seguramente un ex-voto, donada por alguna dama de la villa, cuyo retrato se ve en la parte superior del ala izquierda de tríptico. Me gustaría saber cómo se llama esta señora, pero no lo sé, este cuadro me recuerda la ex-voto de don Rodrigo en Argamasilla de Alba, cuando hice la ruta de don Quijote y escribí Buscando a Azorín por la Mancha. Es una iglesia amplia, de altos techos, con sagrario y San José, y hornacinas con los santos patronos. Esta iglesia invita al recogimiento y a la santidad.

La iglesia parroquial de San José se terminó de construir en 1738, y está dedicada a la advocación de los santos Abdón y Senén, patronos de la Piedra y de La Algueña. Tiene dos torres gemelas del s. XIX. Dependiente de la parroquia de Monóvar. Al fondo, a la izquierda descubrimos una placa que dice: «Esta iglesia fue restaurada siendo párroco don Francisco Carlos Carlos y bendecida por el Excmo. y Rever. obispo auxiliar de la diócesis Orihuela-Alicante Algueña 1 de enero de 1995». A la salida tomé ejemplares de Noticias Diocesanas, el periódico de la Diócesis de Orihuela-Alicante, el nº 199. En la portada el nuevo obispo montando en la burra blanca en Orihuela.

Para poder apreciar bien el encanto de la Algueña hay que adentrarse en sus rincones y sus monumetnos, y conocer la singular forma de vivir de sus gentes. Hay una Cooperativa Algueña, bajo la denominación de origen de vinos Alicante, como tenía vino comprado ya en Rodriguillo no me acerqué hasta ella. La cooperativa agrupa a los agricultores del municipio y otros limítrofes, y está considerada como una de las más importantes de la provincia de Alicante. Sus vinos son muy demandados para la realización de mezclas con la famosa técnica del “coupage”, para dar color, graduación y, en definitiva, calidad a otros vinos. Éstos se comercializan a granel y embotellados: Torreviñas Tinto Doble Pasta, Torreviñas Lágrima, Torreviñas Tempranillo (bajo la D.O. Vinos de Alicante) y el preciado Fondillón. Bodegas Sanber, tiene la Denominación de Origen de Alicante.



A la sagrada hora del café entré en el bar «Nou Chorro», en la plaza, se nota que ha sufrido una reforma, se ve limpio y nuevo, decoración rústico con ruedas de carros en la pared, un capacho de esparto de los usadas para prensar aceitunas, mesas y silla de madera, al estilo de los muebles castellanos. Dentro, en la barra bebían limonadas uno, dos, tres motoristas con sus cueros negros y sus escudos de carrocerías en las mangas, me recordó a cuando estuve en «El fogón del Frailes» en Hondón de los Frailes con los motoristas alemanes. Me atendió una bella camarera de ojos azules, tan azules como el pantalón de malla chándal que vestía, era agradable de ver, dispuesta, atenta. Me daba la impresión de que era hija del dueño del bar que apareció con un gorro en la cabeza, entró desde la calle, porque este día hacía frío. Y cuando me quejé del frío en voz alta, me respondió un hombre que «ayer hizo más frío» dejó de leer el Información, pagó una cerveza con una tapa y se marchó con sigilo.

Pedí un descafeinado con leche, y la eterna pregunta "de sobre o de máquina", no, de máquina, hoy me dio por la máquina. La televisión digital estaba muy alta, alta en todo, había un programa de animales de las selvas africanas.

El nombre del bar "Nou Chorro" me recuerda a una estación de ferrocarril en la provincia de Málaga donde están Los Gaitanes, los túneles del ferrocarril, allá por Álora. El edificio del Ayuntamiento dice poco, las tres banderas y el escudo de la ciudad, en dos campos, debajo tres cepas de parra cin pámpanos y arriba un monte con sol. El alcalde es don Esteve Escandel Pérez del PSOE. Las puertas de consistorio están cerradas, es sábado, no hay forma de pedir nada en Información y Turismo. Además, parece mentira que, en los tiempos que estamos, no tiene página web, y la reseña que tiene del Ayuntamiento es antigua de 1997, debería tomar nota del Ayuntamiento vecino de Pinoso.



Muy cerca de la plaza encontré a un vendedor de cupones de ANDA (Asociación Nacional de Discapacitados), era un hombre con barba negra y cerrada, compré el número 87511, serie 002, para el domingo 26.

-¿Cuándo vale el cupón?

-1 Euro.

¿Y si me toca donde cobro?

-No hay problema yo se lo pago.

-Es que yo vivo en Alicante.

-Bueno si toca no le importará venir e invitarme.

-¿Este pueblo se ve grande y debe ser rico por las canteras?

-Sí que es rico pero la gente de la Algueña es muy agarrada, no se gasta un duro.

-Usted es de aquí -pregunte con intención de seguir la conversación.

-No, soy de Pinoso, ahora estoy aquí con mi hija, porque mi yerno trabaja en las canteras.

Hacía frío, y como estábamos en una esquina a la corriente del aire frescote, nos despedimos con un hasta luego. Y el hombre siguió calle abajo pregonando los cupones que nadie quiere, que nadie compra.



Los recursos agrícolas de Algueña son la vid, el almendra y el olivo. Aunque la agricultura pasó a mejor vida, es una segunda actividad. La industria pricnipal es la piedra, el mármol (en expansión) y zalzado. Cuenta este municipio con todos los servicios, bancos, sanidad, sociales, culturales, deportivas (he leído la noticia de que quieren poner hierba artificial en el campo de fútbol) y educativas. Asociaciones de vecinos, las fiestas patronales son el 15 de agostos. El mercadillo son los domingos, donde acude gente de toda la Comarca con fines tanto típicamente mercantil como lúdico-festivo. Se respetan las tradicionales destacando las labores de "Encaje de Bolillos", y en el aspecto gastronómico son famosos los embutidos, la gachamiga, la miga rulera, y el arroz con conejo y caracoles, gazpacho manchego, la borreta, y el puchero, en suma, un placer para el paladar de un gourmet. Rutas culturales, la casas cuevas de la ladera de la Algueña

Desde la calle de la iglesia de San José se ve el monte Calvario, donde se alza, dominado el valle un Sagrado Corazón de Jesús. Aquí se sitúa el vértice geodésicos número 7.122. Cerca están las cruces del cementerio y de la ermita.

Pase junto a una escultura frente al supermercado "Día", dedicado a los trabajadores de la pidra natural, es como un obelisco en cuyo centro se retuercen figuras andróides de mármol.

Luego di unas vueltas por las calles, las fachadas tampoco conocen la cal, subí por el barrio de las casas/cuevas, al final vi el cartel rojo de que vendían una casa. Tiene su encanto este barrio, te remonta al pasado, desde aquí hice unas fotos panorámicas de las canteras, son grandes, extensas y largas como un dinosaurio de nácar tendido a todo lo largo emulando un lagarto de mármol blanco y quebradizo.

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